La dentición adulta está formada por 32 dientes de diferentes tipos: 8 incisivos, 4 caninos, 8 premolares y 12 molares. Cada uno tiene su propia función y lugar, forma parte del sistema masticatorio y desempeña un papel muy importante en la digestión. Cada diente tiene una parte visible y otra interna, que es importante conocer para cuidar y proteger los dientes.
La corona: es la parte visible de la boca y su forma permite identificar el tipo de diente. Es transparente, indoloro y está recubierto de esmalte, el material más duradero. Su función es proteger el diente de los daños y el desgaste externos.
Corona: también llamada cérvix, es la unión entre la corona y la raíz y se encuentra en el margen gingival.
Raíz: Situada en la pulpa, en el hueso y recubierta de cemento, es invisible a la vista. Constituye dos tercios del diente. Un diente tiene de una a tres raíces, según el tipo.
Cemento: Es la capa dura que recubre la dentina de la raíz del diente, que se adhiere al esmalte del cuello del diente y lo protege.
Dentina: se encuentra debajo del esmalte de la corona y del cemento de la raíz, es opaca y menos duradera que el esmalte. Rodea la llamada cámara pulpar, donde se encuentran los nervios y los vasos sanguíneos del diente. Si el esmalte está dañado, pueden aparecer infecciones en esta zona y problemas como la sensibilidad al frío o al calor.
Pulpa: Es el tejido blando del diente y es una parte muy sensible del mismo ya que contiene células, vasos sanguíneos y fibras nerviosas.
Para tener unos dientes sanos, se recomienda cepillarse bien todos los días y visitar al dentista con regularidad.
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